¿Podría usted perdonar a quien le hizo tanto daño?
¿Le han hecho un daño que usted considera imperdonable? Cosas malas le suceden a buenas personas, mucho más a menudo de lo que debería. Por ejemplo, su esposa lo abandonó por su mejor amigo, su esposo narcisista y alcohólico la ha estado golpeando durante años, sus hijos se están volviendo en su contra gracias a la mala influencia de su vengativo esposo, su tío abusó sexualmente de usted cuando era niña.
Sabemos que el perdón es visto como una forma de liberarse del dolor y muchas tradiciones religiosas lo ven como liberador y hasta divino, además la aceptación puede poner al perdón en una mejor perspectiva y le permite a la persona concentrarse en el futuro y no en el pasado.
En esencia, perdonar puede sanar. Pero ¿no deberíamos tener derecho a decidir NO perdonar si no lo queremos? Muchos psicólogos incluyen el perdón como parte de su terapia, pues el perdonar es sanar, según dicen. Pero algunas veces la herida es demasiado profunda y el paciente simplemente no está interesado.
En realidad puede ser destructivo sugerir el perdón como un requisito para la terapia. Las instituciones religiosas han insistido en el perdón por cientos de años, sin pensar en lo que tal demanda puede ocasionar en el afectado.
Algunas veces, lo experimentado por el paciente es imperdonable. ¿Qué tal si se trata de alguien que asesinó a su hijo, alguien que le roba los ahorros de toda su vida o alguien que abusó de personas inocentes que estaban bajo su cuidado? Las personas tienen derecho a escoger perdonar horrores como éstos, pero no debería ser una condición.
Un psicólogo puede ayudar plantando semillas, puede hacer preguntas que le permitan al paciente expresarse libremente sobre su ira, su culpa, puede ayudar a crear una relación diferente con su yo interior, con lo cual la persona puede empezar a sentirse diferente sobre aquello tan terrible que le sucedió.
Es responsabilidad del psicólogo brindar las herramientas para lograr un cambio, ya sea para perdonar o no al perpetrador, pues ambas opciones son humanas. Si necesita ayuda para superar alguna situación dolorosa, no dude en contactar a uno de nuestros psicólogos llamando al 6012206.
Sabemos que el perdón es visto como una forma de liberarse del dolor y muchas tradiciones religiosas lo ven como liberador y hasta divino, además la aceptación puede poner al perdón en una mejor perspectiva y le permite a la persona concentrarse en el futuro y no en el pasado.
En esencia, perdonar puede sanar. Pero ¿no deberíamos tener derecho a decidir NO perdonar si no lo queremos? Muchos psicólogos incluyen el perdón como parte de su terapia, pues el perdonar es sanar, según dicen. Pero algunas veces la herida es demasiado profunda y el paciente simplemente no está interesado.
En realidad puede ser destructivo sugerir el perdón como un requisito para la terapia. Las instituciones religiosas han insistido en el perdón por cientos de años, sin pensar en lo que tal demanda puede ocasionar en el afectado.
Algunas veces, lo experimentado por el paciente es imperdonable. ¿Qué tal si se trata de alguien que asesinó a su hijo, alguien que le roba los ahorros de toda su vida o alguien que abusó de personas inocentes que estaban bajo su cuidado? Las personas tienen derecho a escoger perdonar horrores como éstos, pero no debería ser una condición.
Un psicólogo puede ayudar plantando semillas, puede hacer preguntas que le permitan al paciente expresarse libremente sobre su ira, su culpa, puede ayudar a crear una relación diferente con su yo interior, con lo cual la persona puede empezar a sentirse diferente sobre aquello tan terrible que le sucedió.
Es responsabilidad del psicólogo brindar las herramientas para lograr un cambio, ya sea para perdonar o no al perpetrador, pues ambas opciones son humanas. Si necesita ayuda para superar alguna situación dolorosa, no dude en contactar a uno de nuestros psicólogos llamando al 6012206.
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